Nació el 11 de septiembre de 1903 en Fráncfort, Alemania
y muere el 6 de agosto de 1969 en Viège, Suiza
Filósofo, sociólogo, musicólogo, compositor y profesor
alemán considerado uno de los máximos representantes de la Escuela de Fráncfort
y de la teoría crítica de inspiración marxista. Theodor Adorno nace en el seno
de una familia de clase alta, de padre comerciante de vinos Oscar Alexander
Wiesengrund y madre cantante soprano lírica María Calvelli Adorno.
Estudios
Asistió al Kaiser Wilhelm Gymnasium, donde destacó como
excelente estudiante y compuso sus primeras obras musicales hacia 1920 alentado
por su madre y hermana Agatha, eximia pianista. Finalizados sus estudios
iniciales, Theodor Adorno ingresó en la Universidad Johann Wolfgang Goethe de
Fráncfort del Meno (Estado federado de Hesse, Alemania), donde estudió
filosofía, sociología, psicología y música. Tras recibirse en 1924 y escribir
varios ensayos de crítica musical, Theodor Adorno viajó a Viena, Austria para
tomar clases de música con Alban Berg, y frecuentó a otros dos compositores
clave en la Segunda Escuela de Viena: Anton Webern y Arnold Schönberg. De
regreso a Fráncfort, Theodor Adorno obtuvo su doctorado en filosofía y tiempo
después logró la venia legendi (1931), la más alta calificación académica que
una persona puede alcanzar en ciertos países de Europa y Asia. En 1933 Theodor
Adorno se incorporó al Instituto para la Investigación Social, pero tiempo
después debió exiliarse huyendo del nazismo. Tras un tiempo en Oxford Inglaterra,
Theodor Adorno se traslada a Estados Unidos en 1938, residiendo primero en
Nueva York y luego en California (1941-1949).
Finalizada la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), Theodor
Adorno regresa a Fráncfort y asume el cargo de director del Instituto para la
Investigación Social, que reconstruyó con su colega Max Horkheimer. Durante la
década de 1960 se abocó a la dirección del Instituto, a sus clases en la
Universidad de Fráncfort y a la publicación de sus obras.
La filosofía de Adorno se enmarca en la corriente básica
hegeliano-marxista en que se mueven todos los miembros de la teoría crítica.
Según Adorno, la sociedad industrializada presenta una estructura que niega al
pensamiento su tarea más genuina: la tarea crítica. En esta situación, la
filosofía se hace cada vez más necesaria, como pensamiento crítico para disipar
la apariencia de libertad, mostrar la cosificación reinante y crear una
conciencia progresiva.
El texto propuesto en el programa para lectura y
comentario, "Opinión, demencia y sociedad", aparece publicado en la
edición española de Filosofía y superstición, un conjunto de artículos y
trabajos que vieron la luz en diferentes circunstancias. En él Adorno
contrapone la opinión a la reflexión crítica y defiende una recta comprensión
de la verdad para poder hacer frente con éxito a las diversas ideologías que
intentan ocupar el sitio que deja libre la disolución de la verdad. Lo cual se
consigue en un proceso de "dialéctica negativa", en oposición a la
opinión dominante y al pensamiento positivo y satisfecho de sí mismo.
Aportaciones
Dialéctica de la
ilustración
Fue escrita juntamente con Max Horkheimer durante el
exilio en Los Ángeles (EE.UU.), en 1944, y se publicó en 1947 en una pequeña
editorial de Ámsterdam. Hasta 1968 no apareció una reedición alemana que
hiciera accesible una obra que había ganado fama y era objeto de discusión y
debates. El objetivo teórico de la obra queda reflejado en su prólogo: "Lo
que nos habíamos propuesto era nada menos que comprender por qué la humanidad,
en lugar de entrar en un estado verdaderamente humano, se hunde en un nuevo
género de barbarie". Para responder a la cuestión, en el primer capítulo
de la obra titulado Concepto de ilustración, realizan un análisis del concepto
de razón tal como se ha fraguado y convertido en hegemónico en la civilización
occidental, llegando a la conclusión de que en él participan por igual las
ideas de "liberación" y de "dominación".
Dialéctica negativa
Dialéctica negativa fue publicada en 1966 por la editorial
Suhrkamp de Fráncfort. En la primera frase de la obra queda clara su relación
filosófica con la historia de la filosofía: "La formulación Dialéctica
Negativa es un atentado contra la tradición". Pretende proseguir el tipo
de filosofía inaugurado por Hegel en una situación diferente: el movimiento
dialéctico del pensamiento no termina en una síntesis superior de los opuestos,
sino que deja las contradicciones con toda su crudeza como muestra de las
contradicciones reales existentes en la realidad.
Indisolubilidad del
“Algo”
La filosofía de Adorno toma el camino del análisis de la
razón. Para el filósofo alemán esta es una cuestión importante que tiene que
plantearse la filosofía en su reflexión. Si bien la ontología occidental es
tendente a concebir la totalidad, a pensarla, Adorno expone que todo pensar, incluido
el ser, tiene que estar basado en alguna cosa, en “algo”. Esto es importante ya
que no podemos eliminar el
pensamiento abstracto que se crea a partir de algo y que es totalmente
diferente a la realidad, esto es, producimos abstracción. De un objeto en el
pensamiento podemos suponer todo un corpus abstracto que parte desde el mismo
objeto y lo hace infinito en el pensamiento. En esta línea crítica al Idealismo
desde Fichte, por “creer que el proceso de la abstracción libera de aquello de
lo que abstrae, y es que, aunque lo elimine del pensamiento, lo destierra de su
país natal, no lo aniquila en sí mismo”. El pensamiento no puede de ninguna de
las maneras separarse de lo pensado, y esto, en muchos casos, entra en
contradicción con el mundo, siendo la dialéctica la forma de comprender esa
contradicción. El punto de partida de la dialéctica reside precisamente en
aquella crítica que hacemos de la propia.
La teoría social del
conocimiento
El
pensamiento crítico de Adorno inserta en las líneas que traza la matriz
hegeliano-marxiana elementos psicoanalíticos y sociológicos desvinculados, a su
vez, de sus contextos originarios freudianos y durkheimianos.
Pero
tal vez, lo más interesante aquí es que, en este marco conceptual, Adorno se
esfuerza por resituar la temática psicoanalítica y sociológica convirtiéndolas
en un momento esencial de la nueva teoría social del conocimiento.
O
sea, el valor de estas ciencias, como aportación a una meta crítica del
conocimiento, radicaría en su insistencia en la tesis de que toda percepción es
una proyección.
Si
los impulsos, dice Adorno, no son superados y conservados en el pensamiento, no se produce el
conocimiento, y el pensamiento que mata a su propio padre (el deseo) es víctima
de la venganza de la estupidez. Si el pensamiento destruye su propia condición,
el conocimiento no tiene lugar como acceso a la verdad.
Adorno
insiste una y otra vez en la desfiguración de un conocimiento que cree tener
lugar al margen de la inserción corporal e histórico-social del sujeto que
conoce.
Para
Adorno, la dinámica conflictual de la historia del yo es la historia misma de
la razón como proceso de racionalización de la realidad, destino del hombre
occidental. Es la liberación de la naturaleza pero, al mismo tiempo, el
alejamiento de la reconciliación con ella, sístole y diástole de lo que él
llama “dialéctica de la Ilustración”.
Con
esta expresión quiere sugerir que lo que se presenta como triunfo de la
racionalidad, la sumisión de todo lo que existe al formalismo lógico (objetivo
último de la razón ilustrada), significa también, al mismo tiempo, la caída de
la razón en la trampa por la racionalización.
De
ahí la generalización de la patología social, que aparece como una condición
antropológica “normal”.
Este
análisis de la actual patología social del sujeto de conocimiento lo lleva a
cabo Adorno, como es fácil advertir, en el marco de una antropología crítica y
haciendo uso de categorías antropológicas.
De
modo que cuando Adorno habla en este contexto de “objeto”, “percepción”,
“proyección”, está pensando en hombres concretos de una sociedad y un momento
histórico concretos, en los sujetos contemporáneos, activos o pasivos, de tales
operaciones.
Para
él, la lógica no es verdad absoluta e intemporal, sino un proceso que no se
deja reducir ni al polo subjetivo ni al polo objetivo. La verdad es sólo y
siempre un campo de fuerzas que exige el reconocimiento de la relación real del
pensamiento con la situación social y vital. Esta relación, y por consiguiente
la objetividad de la verdad, depende, pues, de los sujetos pensantes que
realizan de modo concreto la síntesis cognoscitiva.
En
definitiva, la teoría tradicional del conocimiento no es, para Adorno, más que
el esfuerzo por desarrollar el principio de identidad. Se trata, pues, de una
teoría del conocimiento conservadora y reaccionaria, dominada por el odio a lo
complejo y en abierta sintonía con los poderes y fuerzas opresivos de la
sociedad.
En
Adorno, la autocrítica de la lógica desemboca en una defensa de la dialéctica
como proceso del ser y del pensar.
El
pensamiento dialéctico que no contrapone como enemigos al hombre y al mundo,
sino que los presenta como momentos que se producen y se distinguen mutuamente.
La
dialéctica es entonces un arma de lucha frente a la razón dominante: sólo en la
medida en que la refuta y la supera se convierte ella misma en racional. Por lo
que la tarea de la dialéctica debe ser la de combatir las sanas opiniones
acerca de la inmodificabilidad del mundo.
No
es necesario que los conocimientos sean absolutamente exactos, pero sí que se
ofrezcan de tal modo que lo que enseñen se juzgue por sí mismo, o sea, muestre
junto con su contenido el conjunto de sus razones. Verdad y falsedad, en
Adorno, son dos conceptos que superan su significado intelectualista e
introducen una determinada actitud ético-práctica. Quien decide la verdad de la
teoría no es la exactitud formal o la adecuación a un estado de cosas, sino la
capacidad para situarse frente a la realidad.
Por
tanto, de lo que se trata es, por una parte, de desafiar el valor autónomo de
la lógica y por la otra, convertirse en un relativista.
De
esta forma Adorno permanece en un plano de legítima discusión teorética desde
cuya concreta racionalidad es posible denunciar la lógica y la teoría del
conocimiento tradicional en su olvido de su dependencia de lo social.
Teoría Estética
Según Adorno las industrias culturales no podrían existir
si no se adaptan a las masas en este caso las masas son el grupo de personas
que reciben esa idea, o el producto que se desea vender; es decir este producto
no va a ser rentable de alguna forma si no se adapta a la sociedad y si la
sociedad no lo recibe como tal.
También dice que después de un tiempo de ser el producto para
el consumidor, se modifico y dando así que las industrias culturales no
persigan a los fines económicos, ni la obligación de vender los productos, sino
de promoverlo con fines publicitarios, o por propagandas a favor del mundo.
Puesto que la idea de todos los productos no es la
fabricación en cantidad sino el reconocimiento que lleva ese producto a la
gloria, por eso los medios de comunicación para los productos son muy
importantes puesto que estos llevan al producto a la visión del usuario y tiene
que ser de un total agrado, para que la cultura lo acople y lo reciba, así esto
estimula pueda lograr que la masa lo tomo como referencia de algo o se interese
por este producto.
Aunque se trato de dejar a un lado lo de la parte
económica del consumidor, puesto que solo eran intenciones generadas en un
principio, no se pudo hacer de un lado, puesto que es una sociedad de consumo y
todo conlleva a lo mismo.
Esto quiere decir que nosotros como somos parte de una
masa en donde todo anuncio publicitario, toda nueva moda o productos que se
imponen hacen que todos sigan una cadena de consumo y que seamos seguidores de
esa sociedad. Puesto que los carteles las propagandas estimulan y generan
sensaciones de querer seguir los patrones.
Haciendo cambiar la sociedad cada nada, y no es solo
decir no voy a seguir los patrones es algo ya generado que no puede
modificarse, puesto que la sociedad misma no se da cuenta de los cambios.
En conclusión podemos decir que las industrias culturales
es llevar a las masas (sociedad) puesto que todos seguimos unos estándares que
no nos deja ser autóctonos de lo que sucede; sino que seguimos a una sociedad
de consumo manipulada por medios en donde el usuario se persuade y sigue los
mismos estándares, nosotros estamos atrapados en una sociedad de consumo es
decir, somos nosotros los únicos responsables de ese consumismo, puesto que
estos medios lo que hacen es que las personas se sientas importantes, a si sea
con mentiras, también esta sociedad de consumo muestra como los más tontos son
los más manipulados por los medios, es decir comerciales.
En torno al consumo dice Adorno que es la sociedad que
está en torno a lo publicitario, que este hace que las personas lleguen al
consumo, entonces lo que hace la publicidad es persuadir al usuario, con el fin
del consumo.
Obras Destacadas
·
Dialéctica de la
Ilustración (1944)
·
Dialéctica negativa
(1966)
·
Mínima moralia (1951)
·
Disonancias (1956)
·
Notas de literatura I
(1958)
·
Momentos musicales
(1964)
Obras en Castellano
·
Consignas
·
Notas sobre literatura
·
Filosofía de la nueva
música
·
Beethoven. Filosofía
de la música
·
Mínima Moralia.
Reflexiones desde la vida dañada
·
Escritos sociológicos
I
·
Teoría estética
·
Dialéctica negativa.
La jerga de la autenticidad
·
Kierkegaard. La
construcción de lo estético
·
Dialéctica de la
Ilustración
·
Composición para el
cine. El fiel correpetidor
·
Escritos musicales
I-III
·
Escritos musicales IV
·
Sueños
·
Monografías musicales
·
Crítica de la cultura
y sociedad I
·
Crítica de la cultura
y sociedad II
·
Disonancias.
Introducción a la sociología de la música
·
Escritos sociológicos
II. Volumen 1
·
Miscelánea I
·
Escritos filosóficos
tempranos
Obras Musicales
·
Six estudies for String Quartet (1920)
·
String Quartet 1921
(1921)
·
Two pieces for String Quartet (1924/25)
Conclusión Ana Iris
Díaz Sánchez DS100108
Theodor W. Adorno fue uno de los pensadores más
influyentes de la teoría crítica en el siglo XX, la filosofía de Adorno toma el
camino del análisis de la razón; para Adorno, filosofar es tener conciencia del
tiempo en que vivimos, plasmarlo y expresarlo.
Conclusión Johanna
Mariellos Parada Gómez PG101507
Adorno
plantea como única razón válida una razón dialéctica, que no es dialógica, sino
que busca siempre tesis y antítesis, pero que no se resuelven nunca en una
síntesis. Así dice que la única interpretación posible del ser es la
articulación de opuestos que se enfrentan transformándose recíprocamente. Esta
visión es muy cercana del símbolo oriental del yin y el yang, también de
Heráclito y de Nietzsche.
Además,
aunque descubre genialmente el interés tras cualquier conocimiento, vuelve a
introducir de alguna manera la finalidad con este ideal de la comunicación
libre de trabas, y vuelve a separar al hombre de todo lo vivo. De alguna manera
no ve que tras su conocimiento también hay un interés, el de devolver la razón
al primer plano.
Conclusión Glenda
Yamileth Martínez Cornejo MC101210
Como se puede observar en el trabajo, la vida de Theodor
Adorno fue normal como la de cualquier persona que estudio y con el esfuerzo
que hizo se convirtió en uno de los mejores filósofos de la Escuela de Fráncfort,
el cual estudio los medios de comunicación y la influencia que estos tienen en
las personas, como la televisión puede cambiar la cultura de las masas con solo
un programa que se vea, así como también puede cambiar el pensamiento y las
actitudes de las personas.
También Adorno nos habla sobre la influencia que la
industria comercial tiene en las personas y como estos mensajes penetran en la
mente del que los observa, como el consumismo está presente en la sociedad por
los mensajes emitidos en los medios de comunicación y en nuestro entorno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario